Las bombillas de bajo consumo o las lámparas fluorescentes nunca deben tirarse con la basura doméstica o los residuos de vidrio. Todavía contienen pequeñas cantidades de sustancias nocivas (incluido el mercurio) que pueden dañar el medio ambiente. Deshágase de estas lámparas en los puntos de recogida públicos. Entre ellos se encuentran los centros de reciclaje, disponibles en muchas ciudades, pero también los llamados vehículos de recogida de contaminantes.